miércoles, 9 de marzo de 2016

-PAISAJES DEL SIGLO XX. SOCIOLOGÍA Y LITERATURA EN FRANCISCO AYALA; de Alberto J. Ribes Leiva, Madrid, Biblioteca Nueva, 2007, PP. 352.-
Luis A. Escobar.-

Esta obra es el producto de un largo recorrido de investigaciones que incluye la tesis doctoral de Alberto Ribes Leiva. Un trabajo que logra condensar en un entramado, sumamente profundo y fundado, diálogos entre una generación de sociólogos, una sociedad atravesada por la guerra y las rupturas de las redes sociales, generacionales y disciplinares y la construcción de miradas y temas de una escritura sociológica muy particular y compleja desde el exilio. 
Francisco Ayala es una figura poco reconocida dentro de las tradiciones sociológicas de Argentina. Quizá su obra de referencia sea para el campo intelectual y académico argentino el Tratado de Sociología, editado por primera vez en 1947 en tres tomos por la editorial Losada.  Cabe destacar que Ayala fue director de la primera colección de sociología editada en el país por la misma editorial ya nombrada, e incluso traductor de varias obras señeras de la Sociología. Por otra parte, intervino como Profesor en la cátedra de Sociología de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Nacional del Litoral; espacio desde el cual introdujo importantes cambios, contribuyendo, incluso a fundar una nueva “tradición sociológica”. Además, colaboró activamente para el diario La Nación, revista Sur, el Colegio de Libre de Estudios Superiores, la Universidad Popular Alejandro Korn, entre otros.
Francisco Ayala se transforma casi en un aleph borgiano para Ribes Leiva, ya que su principal objetivo es indagar la obra y sus recorridos de vida, pero, desde el cual puede observar otros puntos: “(…) Es un teórico de la primera crisis de la modernidad, de su pervivencia a lo largo de las décadas y de su renacimiento radicalizado en el último tercio del siglo XX. Podría decirse que la sociología de Ayala es (con)ciencia de la crisis de la modernidad que en dos momentos diferenciados ha atravesado al siglo XX.”  (P. 331)
El libro de Ribes Leiva comienza con el desarrollo de la sociología en España y la figura de Francisco Ayala y su generación, una generación que está marcada por los primeros impactos de la modernidad en España, un legado intelectual de  generaciones intelectuales y grupos previos y luego por la Guerra Civil, que marca una ruptura dentro de la misma entre quienes se quedan en España y los que se marchan al exilio (los “Sociólogos sin sociedad”), Recaséns Siches, Medina Echavarría y Ayala. Un gran mérito en sí mismo de Ribes Leiva es el de re-ubicar a Francisco Ayala como un caso excepcional, cuya vida cruzó un siglo, con una obra amplísima y variada, a través de la cual Ayala trató de analizar y comprender las realidades históricas y sociales, como dice Ribes Leiva “(…) un empeño, a fin de cuentas, por dar razón del mundo o examinar el mundo en el que vivimos.” (P. 19) Francisco Ayala es reconocido y estudiado primordialmente  por su obra literaria, pero su faceta de sociólogo es poco considerada y, aún menos, analizada, por ello Ribes Leiva asume analizar críticamente el pensamiento de Ayala, de su obra ensayística y sociológica, pero sin perder de vista la literatura, que siguiendo al autor, en Ayala es un instrumento más de conocimiento: “(…) en toda la obra de Ayala hay siempre una búsqueda de afrontar los diversos problemas desde la fragmentación y desde pequeñas divisiones, que, sin embargo, siempre están conectadas en un plano temático superior, y forman, en conjunto, una clara unidad cuyo propósito fundamental es, a nuestro juicio, ofrecer una interpretación del siglo XX.” (P. 103)
Por otra parte, Ribes Leiva recupera las luchas por la imposición de definiciones de la disciplina sociológica, desarticulando con notable genialidad los lugares comunes y las construcciones ahistóricas que se constituyen en obstáculos para el estudio del pasado sociológico, para re-articular una sociología de la sociología o una historia social de la sociología, explicitando como punto de partida su concepción de la sociología. Para Ribes Leiva la sociología es el resultado de la interacción entre la tradición sociológica y el “enfoque sociológico”, es decir, siguiendo al autor, la tradición sociológica es el lugar donde se habla, se escribe, se enseña, se aprende y donde se define la sociología y sus límites, es un lugar cambiante y flexible que históricamente adopta diversas formas, es el lugar en donde se adquiere el “enfoque sociológico”, una determinada manera de mirar el mundo y lo social sumamente influenciada por la tradición sociológica.
Ya adentrado en el desarrollo del libro, Ribes Leiva traza un recorrido desde el nacimiento de Ayala haciendo un fuerte hincapié en la constitución de una nueva generación intelectual entorno de otras generaciones y grupos, entre las que se encuentran la escuela krausista (que aglutina a dos o tres generaciones), la Generación del ‘98 y la del ‘14 con Ortega Gasset a la cabeza, quien sirve de puente a la nueva generación, conocida en los estudios literarios como Generación del ‘27 y a la cual Ribes Leiva denomina, para referirse a los sociólogos, Generación de la Guerra.
En este ámbito Ayala inicia su carrera universitaria en Madrid en 1923, es el tiempo de universidad, novelas, tertulias, del joven que quiere ser literato (de hecho edita sus primeras novelas), pero también está el Derecho Político, las ciencias jurídico-sociales, la filosofía, la sociología, en definitiva el joven que quiere ser académico, pero que indudablemente es parte de la vanguardia española. Ribes Leiva emplaza a Francisco Ayala en dos tradiciones sociológicas en las que se forma: por un lado la española, en donde tienen una fuerte influencia Adolfo Posada y José Ortega y Gasset. Mientras que por otro lado, la tradición sociológica alemana, para la cual es clave un viaje de estudios que realiza a Alemania en 1930. En dicho viaje toma contacto con la sociología alemana, particularmente con la que Hans Freyer llamaba “sociología historicista alemana”. Aquí también es relevante la influencia de Hermann Heller; a través del él Ayala llega a Max y Alfred Weber, Dilthey, Oppenheimer, Husserl, Mannheim y otros, pero, principalmente, comienza el paso definitivo de los estudios jurídico-sociales a los trabajos sociológicos. 
Ayala aprehende de dos tradiciones distintas un determinado “enfoque sociológico” desde el cual producirá el grueso de su obra; es así que modernidad, novedad, búsqueda de nuevas claves interpretativas desde las que analizar y explicar el mundo, sumados a la experiencia de crisis total de los años 30 y el exilio van a constituir marcas en su obra. Ribes Leiva va más lejos para postular y fundamentar que “(…) tanto las obras jurídico-sociales, las estrictamente sociológicas, las de ‘sociología difusa’ y las de ficción narrativa tienen un origen común y múltiple (…) Es preciso, para ello, situar a Ayala en sus experiencias personales, los contextos socio-históricos sucesivos, y el contexto intelectual, que terminará dotando a Ayala de un fundamental  ‘enfoque sociológico’.(…) otro elemento (…) que dota de unidad a todas las obras, de ficción literaria o sociológicas, (…) es la intención evidente y declarada de comprender y explicar el mundo contemporáneo, mejor dicho, los diversos mundos en los que habita Ayala.”  (P. 121)
Ya con la partida al exilio de Ayala se inicia un período que Alberto Ribes Leiva denomina la etapa de sociología sistemática en la producción del autor granadino, destacándose en ella la publicación de sus obras académicas más reconocidas sobre sociología a la par que, luego de un lapsus, retoma la escritura de novelas y cuentos. Es preciso anotar que para Ribes Leiva este período de sociología sistemática abarca desde la partida ayaliana de su país natal hasta que se radica en Estados Unidos, es decir, la etapa de sociología sistemática coincide con el exilio latinoamericano de Ayala.   
Sin duda que la Guerra Civil es un punto de quiebre de la sociedad española y el fin de una época para el mundo cultural. Pero a su vez, este fin implica un nuevo comienzo para la(s) Sociología(s), tanto en España como en Latinoamérica. Para la sociedad emisora esto significó una ruptura, una pérdida, mientras que las sociedades receptoras se vieron enriquecidas y potenciadas culturalmente. Ya en Argentina, Francisco Ayala se dedica a la docencia universitaria en la Universidad Nacional del Litoral, dirige la Colección de Sociología de la editorial Losada, traduce cuantiosas obras, escribe numerosos artículos para la prensa y revistas argentinas, se integra a la vida intelectual y cultural argentina y sigue teniendo contacto con otros españoles exiliados, así como con Recaséns y Medina.
En esta etapa la idea de ruptura, pero sobre todo la idea de crisis está muy presente en las obras de los tres “Sociólogos sin Sociedad” (Recaséns, Medina y Ayala). Tanto la idea de crisis de la razón, como de la ciencia harán buscar a  Ayala alternativas a la sociología entendida como ciencia natural, permitiéndole indagar al mismo tiempo sobre estas problemáticas mediante las ficciones literarias. La crisis atravesará incluso la lente de las obras que traduzca Francisco Ayala, como en El hombre y la sociedad en épocas de crisis de Mannheim. Es, al mismo tiempo, el momento de las grandes obras del granadino, El problema del liberalismo, Saavedra Fajardo, Oppenheimer, Jovellanos, Razón del mundo (libro que suscitará un debate intelectual polémico con Sánchez Albornoz y Américo Castro, en torno al “problema de España”) y el Tratado de sociología, entre otros. En esta etapa la conexión entre tradición sociológica y producción es determinante, como argumenta Ribes Leiva: “(…) La intención de Ayala, en estos años de sociología sistemática al menos, es formar parte de la escuela historicista alemana, y será ese paradigma teórico en el que se incluya.” (P. 134)
En 1950 comienza “el segundo exilio” ayaliano, en palabras de Ribes Leiva, cuando abandona Argentina y se va a Puerto Rico, otra vez por motivos principalmente políticos. Así como sale de España por la derrota de la República, la segunda partida se debe a que, como declara el granadino, le asfixia el ambiente del peronismo. El peronismo parecía responder a todos los elementos negativos que Ayala había advertido como posibles en la sociedad de masas: reducción de los derechos individuales, el nacionalismo, la política exacerbadamente estatizante, pero sobre todo un régimen que colaboraba con la España franquista. Ya en Puerto Rico se reencuentra con Medina Echavarría, coincidiendo y formando parte de un extraordinario momento intelectual en el que se reunieron numerosos exilados en el campus de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico. Ribes Leiva destaca que el paso de Ayala por Argentina causó una profunda repercusión en la sociología a través de sus clases, sus obras, sus traducciones y, también, por las iniciativas culturales más amplias en las que participó.
Cuando el granadino llega a Puerto Rico se encuentra con un país que está atravesando una profunda transformación política, social y cultural. En este nuevo contexto Ayala dicta un curso de ciencias sociales que dará lugar a su último libro de “sociología sistemática”, Introducción a las Ciencias Sociales (1952). Desde entonces, según Ribes Leiva, el trabajo sociológico ayaliano se lleva a cabo de manera fragmentaria y dispersa, mediante artículos de prensa, ensayos cortos y de sus trabajos de ficción o crítica literaria; pero lo que se abandona definitivamente es la reflexión sobre el objeto, la historia y el método de la sociología, en los nuevos trabajos está mucho más presente la realidad inmediata.
Ya avanzada la década de los ‘50 comienza a operar una transición en la obra ayaliana de la “sociología sistemática” a la “sociología difusa”.  Esta caracterización de Ribes Leiva tiene que ver con una forma de hacer sociología, de aplicar la tradición sociológica a cualquier realidad social, pero la diferencia directriz está puesta, sobre todo, en cómo se expresan esos resultados, a saber, a través de comunicaciones poco o nada académicas, ya sea en ensayos dispersos o escritos de prensa.
Ayala se establece en Estados Unidos en 1958 como profesor de literatura en la Universidad de Princeton, aunque pasó posteriormente por varias universidades más (Rudgers, Bryn Mawr College, New York University, University of Chicago y City University of New York). Así como en España en la década del ‘30 el granadino había ejercido como docente y catedrático de Derecho Político, y en Argentina en la década del ‘40 había dado clases de Sociología, actividad que de forma más general continuó en Puerto Rico, ya asentado en Estados unidos se convirtió en profesor de literatura y crítica literaria hasta que se jubiló en 1977.
En esta nueva etapa Ribes Leiva advierte que si hasta 1952 las influencias centrales en la obra de Ayala fueron la sociología alemana, las sociologías norteamericana y anglosajona comenzarán a tener peso en sus ideas y en su escritura.  En 1959 publica una obra llamada Tecnología y libertad, allí en un ensayo titulado “Ardides de la propaganda” se refiere a una determinada sociología ensayística que tiene éxito en Estados Unidos. La misma se dedica a estudiar cómo es el mundo o a buscar posibles respuestas a la pregunta en qué mundo vivimos, problemáticas de principal interés de Ayala. En esta categoría el granadino destaca a Veblen, Margaret Mead, David Riesman, Wright Mills, William H. White y Vance Packart. Temas propiamente ayalianos como el mundo presente, la forma de estar, ser y entenderlo se complementan con las obras de los autores citados para dar lugar a un ensayo que muestra su clara filiación: Ensayos de sociología política: en qué mundo vivimos; el campo cultural norteamericano se introduce en el enfoque sociológico ayaliano, cada vez más fragmentado, de esta tercera etapa que Ribes Leiva la finaliza en 1971.
La última etapa que identifica Ribes Leiva en la obra ayaliana es la de la fragmentación: “¿Qué queremos decir con esta idea de la fragmentación? Fundamentalmente interpretamos la obra de Ayala como un proceso hacia la fragmentación y la desdiferenciación de géneros, desde el constante fondo del ‘enfoque sociológico’.” (P.  280) Esta idea de ‘fragmentación’ permite ver la continuidad de temas y argumentos centrales del espejo ayaliano a través de sus obras literarias, ensayísticas, periodísticas y autobiografías: la explicación del origen y la crisis de la modernidad, el compromiso con la sinceridad intelectual y el esfuerzo por dar razón del mundo, así como también, la necesidad de elaborar un pensamiento original por parte de la intelectualidad hispana. Cabe remarcar que desde la década del ‘70 Ayala comienza a observar y a escribir sobre la nueva y segunda crisis de la modernidad, como una radicalización del mismo proceso que había venido señalando desde los años cuarenta.  

Esta etapa está casi asociada contextualmente con su regreso del exilio, aunque comienza con visitas fugaces desde 1966, su retorno se termina concretando luego de su jubilación. Aquí comienza en España, desde la década del ‘80, los momentos para los reconocimientos y premios, los preparativos y festejos de su centenario y el balance de una vida larga e intensa. Cabe destacar, a modo de cierre no previsto en el libro de Ribes Leiva, que Francisco Ayala fallece en Madrid el 1 de noviembre de 2009 a los 103 años.

                                                                 (Reseña realizada en el 2011)