-PAISAJES DEL SIGLO XX. SOCIOLOGÍA Y LITERATURA
EN FRANCISCO AYALA; de Alberto J. Ribes Leiva, Madrid, Biblioteca Nueva, 2007,
PP. 352.-
Luis A. Escobar.-
Esta obra es el producto de un largo recorrido de investigaciones que
incluye la tesis doctoral de Alberto Ribes Leiva. Un trabajo que logra
condensar en un entramado, sumamente profundo y fundado, diálogos entre una
generación de sociólogos, una sociedad atravesada por la guerra y las rupturas de
las redes sociales, generacionales y disciplinares y la construcción de miradas
y temas de una escritura sociológica muy particular y compleja desde el
exilio.
Francisco
Ayala es una figura poco reconocida dentro de las tradiciones sociológicas de Argentina. Quizá su obra de referencia
sea para el campo intelectual y académico argentino el Tratado de Sociología, editado por primera vez en 1947 en tres
tomos por la editorial Losada. Cabe
destacar que Ayala fue director de la primera colección de sociología editada
en el país por la misma editorial ya nombrada, e incluso traductor de varias
obras señeras de la Sociología. Por otra parte, intervino como Profesor en la
cátedra de Sociología de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la
Universidad Nacional del Litoral; espacio desde el cual introdujo importantes
cambios, contribuyendo, incluso a fundar una nueva “tradición sociológica”. Además,
colaboró activamente para el diario La Nación, revista Sur, el Colegio de Libre
de Estudios Superiores, la Universidad Popular Alejandro Korn, entre otros.
Francisco
Ayala se transforma casi en un aleph
borgiano para Ribes Leiva, ya que su principal objetivo es indagar la obra
y sus recorridos de vida, pero, desde el cual puede observar otros puntos: “(…)
Es un teórico de la primera crisis de la modernidad, de su pervivencia a lo
largo de las décadas y de su renacimiento radicalizado en el último tercio del
siglo XX. Podría decirse que la sociología de Ayala es (con)ciencia de la
crisis de la modernidad que en dos momentos diferenciados ha atravesado al
siglo XX.” (P. 331)
El libro de Ribes Leiva comienza con el desarrollo de la sociología en
España y la figura de
Francisco Ayala y su generación, una generación que está marcada por los
primeros impactos de la modernidad en España, un legado intelectual de generaciones intelectuales y grupos previos y
luego por la Guerra Civil, que marca una ruptura dentro de la misma entre
quienes se quedan en España y los que se marchan al exilio (los “Sociólogos sin
sociedad”), Recaséns Siches, Medina Echavarría y Ayala. Un gran mérito en sí
mismo de Ribes Leiva es el de re-ubicar a Francisco Ayala como un caso
excepcional, cuya vida cruzó un siglo, con una obra amplísima y variada, a
través de la cual Ayala trató de analizar y comprender las realidades históricas
y sociales, como dice Ribes Leiva “(…) un empeño, a fin de cuentas, por dar
razón del mundo o examinar el mundo en el que vivimos.” (P. 19) Francisco Ayala
es reconocido y estudiado primordialmente
por su obra literaria, pero su faceta de sociólogo es poco considerada
y, aún menos, analizada, por ello Ribes Leiva asume analizar críticamente el
pensamiento de Ayala, de su obra ensayística y sociológica, pero sin perder de
vista la literatura, que siguiendo al autor, en Ayala es un instrumento más de
conocimiento: “(…) en toda la obra de Ayala hay siempre una búsqueda de
afrontar los diversos problemas desde la fragmentación y desde pequeñas
divisiones, que, sin embargo, siempre están conectadas en un plano temático
superior, y forman, en conjunto, una clara unidad cuyo propósito fundamental
es, a nuestro juicio, ofrecer una interpretación del siglo XX.” (P. 103)
Por otra parte, Ribes Leiva recupera las luchas por la imposición de
definiciones de la disciplina sociológica, desarticulando con notable
genialidad los lugares comunes y las construcciones ahistóricas que se
constituyen en obstáculos para el estudio del pasado sociológico, para
re-articular una sociología de la sociología o una historia social de la
sociología, explicitando como punto de partida su concepción de la sociología.
Para Ribes Leiva la sociología es el resultado de la interacción entre la
tradición sociológica y el “enfoque sociológico”, es decir, siguiendo al autor,
la tradición sociológica es el lugar donde se habla, se escribe, se enseña, se
aprende y donde se define la sociología y sus límites, es un lugar cambiante y
flexible que históricamente adopta diversas formas, es el lugar en donde se
adquiere el “enfoque sociológico”, una determinada manera de mirar el mundo y
lo social sumamente influenciada por la tradición sociológica.
Ya adentrado en el desarrollo del libro, Ribes Leiva traza un recorrido
desde el nacimiento de Ayala haciendo un fuerte hincapié en la constitución de
una nueva generación intelectual entorno de otras generaciones y grupos, entre las
que se encuentran la escuela krausista (que aglutina a dos o tres
generaciones), la Generación del ‘98 y la del ‘14 con Ortega Gasset a la
cabeza, quien sirve de puente a la nueva generación, conocida en los estudios
literarios como Generación del ‘27 y a la cual Ribes Leiva denomina, para
referirse a los sociólogos, Generación de la Guerra.
En este ámbito Ayala inicia su carrera universitaria en Madrid en 1923, es
el tiempo de universidad, novelas, tertulias, del joven que quiere ser literato
(de hecho edita sus primeras novelas), pero también está el Derecho Político,
las ciencias jurídico-sociales, la filosofía, la sociología, en definitiva el
joven que quiere ser académico, pero que indudablemente es parte de la
vanguardia española. Ribes Leiva emplaza a Francisco Ayala en dos tradiciones
sociológicas en las que se forma: por un lado la española, en donde tienen una fuerte
influencia Adolfo Posada y José Ortega y Gasset. Mientras que por otro lado, la
tradición sociológica alemana, para la cual es clave un viaje de estudios que
realiza a Alemania en 1930. En dicho viaje toma contacto con la sociología
alemana, particularmente con la que Hans Freyer llamaba “sociología
historicista alemana”. Aquí también es relevante la influencia de Hermann
Heller; a través del él Ayala llega a Max y Alfred Weber, Dilthey,
Oppenheimer, Husserl, Mannheim y otros, pero,
principalmente, comienza el paso definitivo de los estudios jurídico-sociales a
los trabajos sociológicos.
Ayala aprehende de dos tradiciones distintas un determinado “enfoque
sociológico” desde el cual producirá el grueso de su obra; es así que
modernidad, novedad, búsqueda de nuevas claves interpretativas desde las que
analizar y explicar el mundo, sumados a la experiencia de crisis total de los
años 30 y el exilio van a constituir marcas en su obra. Ribes Leiva va más
lejos para postular y fundamentar que “(…) tanto las obras jurídico-sociales,
las estrictamente sociológicas, las de ‘sociología difusa’ y las de ficción
narrativa tienen un origen común y múltiple (…) Es preciso, para ello, situar a
Ayala en sus experiencias personales, los contextos socio-históricos sucesivos,
y el contexto intelectual, que terminará dotando a Ayala de un fundamental ‘enfoque sociológico’.(…) otro elemento (…)
que dota de unidad a todas las obras, de ficción literaria o sociológicas, (…)
es la intención evidente y declarada de comprender y explicar el mundo
contemporáneo, mejor dicho, los diversos mundos en los que habita Ayala.” (P. 121)
Ya con la partida al exilio de Ayala se inicia un período que Alberto
Ribes Leiva denomina la etapa de sociología
sistemática en la producción del autor granadino, destacándose en ella la
publicación de sus obras académicas más reconocidas sobre sociología a la par
que, luego de un lapsus, retoma la escritura de novelas y cuentos. Es preciso
anotar que para Ribes Leiva este período de sociología
sistemática abarca desde la partida ayaliana de su país natal hasta que se radica
en Estados Unidos, es decir, la etapa de sociología
sistemática coincide con el exilio latinoamericano de Ayala.
Sin
duda que la Guerra Civil es un punto de quiebre de la sociedad española y el
fin de una época para el mundo cultural. Pero a su vez, este fin implica un
nuevo comienzo para la(s) Sociología(s), tanto en España como en Latinoamérica.
Para la sociedad emisora esto significó una ruptura, una pérdida, mientras que
las sociedades receptoras se vieron enriquecidas y potenciadas culturalmente. Ya
en Argentina, Francisco Ayala se dedica a la docencia universitaria en la
Universidad Nacional del Litoral, dirige la Colección de Sociología de la
editorial Losada, traduce cuantiosas obras, escribe numerosos artículos para la
prensa y revistas argentinas, se integra a la vida intelectual y cultural argentina
y sigue teniendo contacto con otros españoles exiliados, así como con Recaséns
y Medina.
En esta
etapa la idea de ruptura, pero sobre todo la idea de crisis está muy presente
en las obras de los tres “Sociólogos sin Sociedad” (Recaséns, Medina y Ayala). Tanto
la idea de crisis de la razón, como de la ciencia harán buscar a Ayala alternativas a la sociología entendida
como ciencia natural, permitiéndole indagar al mismo tiempo sobre estas
problemáticas mediante las ficciones literarias. La crisis atravesará incluso
la lente de las obras que traduzca Francisco Ayala, como en El hombre y la sociedad en épocas de crisis de
Mannheim. Es, al mismo tiempo, el momento de las grandes obras del granadino,
El problema del liberalismo, Saavedra Fajardo, Oppenheimer, Jovellanos, Razón del mundo (libro que suscitará un
debate intelectual polémico con Sánchez Albornoz y Américo Castro, en torno al
“problema de España”) y el Tratado de
sociología, entre otros. En esta etapa la conexión entre tradición
sociológica y producción es determinante, como argumenta Ribes Leiva: “(…) La
intención de Ayala, en estos años de sociología sistemática al menos, es formar
parte de la escuela historicista alemana, y será ese paradigma teórico en el
que se incluya.” (P. 134)
En 1950
comienza “el segundo exilio” ayaliano, en palabras de Ribes Leiva, cuando
abandona Argentina y se va a Puerto Rico, otra vez por motivos principalmente
políticos. Así como sale de España por la derrota de la República, la segunda
partida se debe a que, como declara el granadino, le asfixia el ambiente del
peronismo. El peronismo parecía responder a todos los elementos negativos que
Ayala había advertido como posibles en la sociedad de masas: reducción de los
derechos individuales, el nacionalismo, la política exacerbadamente estatizante,
pero sobre todo un régimen que colaboraba con la España franquista. Ya en
Puerto Rico se reencuentra con Medina Echavarría, coincidiendo y formando parte
de un extraordinario momento intelectual en el que se reunieron numerosos
exilados en el campus de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico. Ribes
Leiva destaca que el paso de Ayala por Argentina causó una profunda repercusión
en la sociología a través de sus clases, sus obras, sus traducciones y, también,
por las iniciativas culturales más amplias en las que participó.
Cuando
el granadino llega a Puerto Rico se encuentra con un país que está atravesando
una profunda transformación política, social y cultural. En este nuevo contexto
Ayala dicta un curso de ciencias sociales que dará lugar a su último libro de
“sociología sistemática”, Introducción a
las Ciencias Sociales (1952). Desde entonces, según Ribes Leiva, el trabajo
sociológico ayaliano se lleva a cabo de manera fragmentaria y dispersa,
mediante artículos de prensa, ensayos cortos y de sus trabajos de ficción o
crítica literaria; pero lo que se abandona definitivamente es la reflexión
sobre el objeto, la historia y el método de la sociología, en los nuevos
trabajos está mucho más presente la realidad inmediata.
Ya
avanzada la década de los ‘50 comienza a operar una transición en la obra
ayaliana de la “sociología sistemática” a la “sociología difusa”. Esta caracterización de Ribes Leiva tiene que
ver con una forma de hacer sociología, de aplicar la tradición sociológica a
cualquier realidad social, pero la diferencia directriz está puesta, sobre todo,
en cómo se expresan esos resultados, a saber, a través de comunicaciones poco o
nada académicas, ya sea en ensayos dispersos o escritos de prensa.
Ayala
se establece en Estados Unidos en 1958 como profesor de literatura en la
Universidad de Princeton, aunque pasó posteriormente por varias universidades
más (Rudgers, Bryn Mawr College, New York University, University of Chicago y
City University of New York). Así como en España en la década del ‘30 el
granadino había ejercido como docente y catedrático de Derecho Político, y en
Argentina en la década del ‘40 había dado clases de Sociología, actividad que
de forma más general continuó en Puerto Rico, ya asentado en Estados unidos se
convirtió en profesor de literatura y crítica literaria hasta que se jubiló en
1977.
En esta
nueva etapa Ribes Leiva advierte que si hasta 1952 las influencias centrales en
la obra de Ayala fueron la sociología alemana, las sociologías norteamericana y
anglosajona comenzarán a tener peso en sus ideas y en su escritura. En 1959 publica una obra llamada Tecnología y
libertad, allí en un ensayo titulado “Ardides de la propaganda” se refiere
a una determinada sociología ensayística que tiene éxito en Estados Unidos. La
misma se dedica a estudiar cómo es el mundo o a buscar posibles respuestas a la
pregunta en qué mundo vivimos, problemáticas de principal interés de Ayala. En
esta categoría el granadino destaca a Veblen, Margaret Mead, David Riesman,
Wright Mills, William H. White y Vance Packart. Temas propiamente ayalianos
como el mundo presente, la forma de estar, ser y entenderlo se complementan con
las obras de los autores citados para dar lugar a un ensayo que muestra su
clara filiación: Ensayos de sociología
política: en qué mundo vivimos; el campo cultural norteamericano se
introduce en el enfoque sociológico ayaliano, cada vez más fragmentado, de esta
tercera etapa que Ribes Leiva la finaliza en 1971.
La
última etapa que identifica Ribes Leiva en la obra ayaliana es la de la
fragmentación: “¿Qué queremos decir con esta idea de la fragmentación?
Fundamentalmente interpretamos la obra de Ayala como un proceso hacia la
fragmentación y la desdiferenciación de géneros, desde el constante fondo del
‘enfoque sociológico’.” (P. 280) Esta
idea de ‘fragmentación’ permite ver la continuidad de temas y argumentos
centrales del espejo ayaliano a través de sus obras literarias, ensayísticas,
periodísticas y autobiografías: la explicación del origen y la crisis de la
modernidad, el compromiso con la sinceridad intelectual y el esfuerzo por dar
razón del mundo, así como también, la necesidad de elaborar un pensamiento
original por parte de la intelectualidad hispana. Cabe remarcar que desde la
década del ‘70 Ayala comienza a observar y a escribir sobre la nueva y segunda
crisis de la modernidad, como una radicalización del mismo proceso que había
venido señalando desde los años cuarenta.
Esta
etapa está casi asociada contextualmente con su regreso del exilio, aunque
comienza con visitas fugaces desde 1966, su retorno se termina concretando
luego de su jubilación. Aquí comienza en España, desde la década del ‘80, los
momentos para los reconocimientos y premios, los preparativos y festejos de su
centenario y el balance de una vida larga e intensa. Cabe destacar, a modo de
cierre no previsto en el libro de Ribes Leiva, que Francisco Ayala fallece en
Madrid el 1 de noviembre de 2009 a los 103 años.
(Reseña realizada en el 2011)